Adiós, mi fiel amigo: un poema para mi perro que murió

Índice
  1. Cuando me dejaste
  2. Un lazo eterno
  3. Recuerdos inolvidables
  4. Un poema para ti

Cuando me dejaste

Mi corazón se rompió en mil pedazos,
y un inmenso vacío invadió mi hogar.
Te fuiste sin avisar,
dejándome solo, sin tu compañía,
sin tu amor incondicional.
Oh, cómo duele recordar esos días,
en los que corrías por el parque,
feliz y lleno de vida.
Ahora solo me queda tu recuerdo,
y este poema que te dedico,
para honrar a tu noble espíritu.

Un lazo eterno

Tu lealtad sin igual,
y tu amor incondicional,
me enseñaron el verdadero significado
de la palabra compañerismo.
Atravesaste los días más oscuros junto a mí,
siempre estabas ahí para consolarme,
para alegrarme el día con tu alegría desbordante.
Incluso en tu último aliento,
me diste una mirada llena de gratitud,
como si me dijeras que estarías a mi lado
aunque ya no pudieras estar físicamente.

Recuerdos inolvidables

Los momentos que compartimos,
quedarán grabados en mi corazón,
como huellas imborrables en la arena.
Tus travesuras y trucos,
las tardes de siestas compartidas,
las largas caminatas juntos,
todos esos momentos especiales
que hicieron mi vida mucho más rica.
Fuiste mi confidente y mi mejor amigo,
y nunca te olvidaré.

Un poema para ti

Este poema es para ti, mi amigo fiel,
que ahora corres libremente por el cielo.
Aunque te hayas ido físicamente,
tu espíritu siempre estará conmigo.
Gracias por todo lo que me diste,
por enseñarme el verdadero amor y lealtad.
Te extrañaré cada día,
pero sé que algún día nos encontraremos de nuevo,
en un lugar donde no habrá más separaciones.

Descansa en paz, querido amigo,
y gracias por siempre ser mi perro.

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