Poema a la madre que se fue: un canto al amor eterno

La maternidad es uno de los dones más hermosos que nos ha otorgado la vida. Nuestras madres son seres excepcionales que nos acompañan desde el primer suspiro y nos guían incluso cuando ya no están físicamente presentes. Es por ello que hoy queremos rendir un sentido homenaje a todas las madres que se han marchado con un poema lleno de amor y gratitud.

Índice
  1. Madre, donde quiera que estés
    1. Tu risa, mi refugio
    2. Tus abrazos infinitos
    3. Tus palabras sabias

Madre, donde quiera que estés

Madre, tu recuerdo vive en cada rincón de mi ser. Aunque el tiempo haya pasado y no estés a mi lado, siento tu presencia en cada latido de mi corazón. Tu amor incondicional me sostiene cuando la tristeza amenaza con invadirme y cuando las lágrimas desbordan mis ojos, sé que desde el cielo cuidas de mí.

Hoy, en este poema a la madre que se fue, quiero expresar todo lo que siento por ti, aunque las palabras resulten insuficientes para describir el amor que me has dado.

Tu risa, mi refugio

Cuando el mundo se oscurece y la angustia se apodera de mi ser, cierro los ojos y escucho tu risa resonando en mi mente. Esa risa que era capaz de llenar cualquier espacio con alegría y calidez. Tu sonrisa era mi refugio, un bálsamo para el alma que hoy añoro profundamente.

Tus abrazos infinitos

Madre, tus abrazos eran el lugar más seguro del mundo. En tus brazos encontraba amor, protección y consuelo. Tu abrazo era capaz de curar cualquier herida, de alejar los miedos y de envolverme en una paz que solo tú podías brindarme. Cierro los ojos y aún puedo sentir el calor de tus brazos alrededor de mi ser.

Tus palabras sabias

Recuerdo cada una de tus palabras sabias, esas que me guiaron en los momentos de incertidumbre y me dieron fuerzas para superar los obstáculos. Tus consejos eran como un faro en la oscuridad, siempre iluminando mi camino. Aunque ya no pueda oír tu voz, tus palabras resuenan en mi corazón y me acompañan en cada decisión que tomo.

Madre, aunque tu partida dejó un vacío en mi vida, aprendí que el amor trasciende el tiempo y el espacio. Tu amor sigue presente en cada paso que doy y en cada logro que alcanzo. Hoy, en este poema, quiero agradecerte por todo lo que me has dado y recordarte que siempre vivirás en mí.

Que este poema a la madre que se fue sea un recordatorio de que el amor de una madre es eterno y que su legado perdura en cada uno de nosotros. Honremos su memoria y hagamos de nuestra vida un tributo a su amor incondicional.

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