Yo sé que no soy perfecto: un poema de aceptación personal

En este mundo en el que vivimos, a menudo nos encontramos con estándares de perfección que nos imponemos a nosotros mismos. Nos esforzamos por ser la mejor versión de nosotros mismos, pero a veces olvidamos que la perfección es un ideal inalcanzable. Hoy quiero compartir con ustedes un poema que celebra la aceptación personal, reconociendo que no soy perfecto pero que eso está bien.

No soy perfecto, pero soy real

Yo sé que no soy perfecto, y eso está bien,
mi corazón tiene sus cicatrices,
mis errores son parte de quien soy,
y eso es lo que me hace real.

Quizás no tengo la figura perfecta,
o el rostro más hermoso que se pueda ver,
pero en mi imperfección encuentro belleza,
una belleza que va más allá de lo superficial.

No soy perfecto, pero soy auténtico

Sé que tengo defectos, eso es obvio,
y a veces me cuesta aceptarlos,
pero cada imperfección cuenta una historia,
una historia que me hace auténtico.

Mis palabras pueden no siempre ser las correctas,
y a veces meto la pata sin querer,
pero cada error es una oportunidad de aprendizaje,
un recordatorio de que soy humano.

No soy perfecto, pero soy único

Tengo mis manías, mis rarezas,
y me gusta abrazar mi individualidad,
porque en un mundo lleno de copias,
ser imperfectamente único es un regalo.

Puede que no tenga todas las respuestas,
y a veces me sienta perdido,
pero en mi búsqueda de la perfección,
encuentro mi verdadero yo.

No soy perfecto, pero soy libre

Me libero de la carga de la perfección,
de las expectativas inalcanzables,
porque en mi imperfección encuentro paz,
y la libertad de ser simplemente yo mismo.

Así que aquí estoy, con todas mis imperfecciones,
celebrando mi autenticidad y singularidad,
porque yo sé que no soy perfecto,
pero eso no me define, me hace humano.

Recuerda que no eres perfecto, y eso está bien. Celebra tu autenticidad, tus errores y tus peculiaridades, porque en tu imperfección radica tu verdadera belleza. Eres único y libre, y eso es algo que debe ser valorado y celebrado. ¡Acepta quién eres y brilla en tu propia imperfección!