Un poema para mi maestra de jardín

La maestra de jardín, ese ser especial que marca nuestros primeros años de aprendizaje y nos guía con paciencia y amor. Son esas personas que dejan una huella imborrable en nuestros corazones. Hoy, quiero dedicarle un poema a esa maestra que tanto me enseñó y cuidó en mi infancia. ¡Aquí van algunos ejemplos!

1. Gracias, mi maestra querida

Gracias, mi maestra querida,
por enseñarme a volar,
a descubrir el mundo sin miedos,
y a soñar y soñar.

Tus abrazos llenos de ternura,
y tus palabras de aliento,
me dieron fuerzas para crecer,
y convertirme en lo que siento.

En cada aprendizaje diario,
me guiaste con paciencia y amor,
y en mi corazón siempre estarás,
como un recuerdo de esplendor.

2. Eres mi guía, mi maestra

Eres mi guía, mi maestra,
la que forjó mi primer paso,
con tus enseñanzas, dulzura y alegría,
me diste un mundo acogedor, sin ocaso.

Coloreaste mis días de infancia,
con crayones y risas sin fin,
me enseñaste a compartir y amar,
y hoy te digo: gracias por estar aquí.

Maestra de jardín, eterna amiga,
tu cariño siempre recordaré,
me diste alas para volar,
y con tu amor, yo floreceré.

3. Flores en el jardín de mi vida

Tu sonrisa iluminaba mis días,
como el sol en un jardín,
me enseñaste a regar mis sueños,
y a creer en mí sin fin.

Eras mi guía en el camino,
mi faro en la tempestad,
con tu amor, florecí como una flor,
y aprendí a ser mi propia libertad.

En el jardín de mi vida,
sembraste semillas de amor,
gracias, maestra querida,
por ser mi eterno resplandor.

Estos son solo algunos ejemplos de cómo expresar nuestro agradecimiento y amor hacia esa maestra de jardín que nos marcó profundamente. Cada palabra, cada verso, es una forma de honrar su dedicación y enseñanzas. Celebremos siempre a nuestros maestros, aquellos que siembran la semilla del conocimiento y la pasión por aprender en nuestros corazones desde temprana edad.