Poema a las moscas: La belleza en lo insignificante

La poesía tiene la capacidad de encontrar la belleza en los lugares más inesperados y, hoy, queremos dedicar un espacio especial a un ser tan pequeño como intrascendente en apariencia: las moscas. En este poema a las moscas, exploraremos su presencia en nuestras vidas y resaltaremos su importancia en el ciclo de la naturaleza.

Índice
  1. Mosca, danza efímera
  2. La mosca en la ventana
  3. La mosca en la fruta
  4. La mosca y el poeta

Mosca, danza efímera

Mosca, pequeña y furiosa,
que en el aire zumbas sin cesar.
Tu vuelo despierta deseos de escape,
de libertad en un mundo de prisas.

Con tus alas de cristal,
surcas el espacio con gracia.
Tu danza en el aire es efímera,
pero en mi memoria, eterna.

La mosca en la ventana

Una mosca en mi ventana,
testigo de mis pensamientos.
Aleteas y saltas,
mientras yo escribo mis lamentos.

¿Qué buscas, pequeña mosca intrusa?
¿Un poco de calma o un poco de luz?
En tu vuelo frenético,
hallarás la respuesta quizás.

La mosca en la fruta

Mosca en la fruta madura,
bendito sea tu apetito.
Anuncias la dulzura en tu zumbido,
y señalas la vida en descomposición.

Mientras muchos huyen de tu presencia,
yo observo tu labor con admiración.
Recuerdas que todo tiene su fin,
que la belleza también puede tener imperfección.

La mosca y el poeta

La mosca y el poeta,
dos almas en el mismo espacio.
Uno escribe con tinta,
la otra vuela sin trazo.

El poeta adorna el papel,
mientras la mosca danza alrededor.
Ambos son fugaces,
pero dejan su huella en el mundo.

La mosca, insignificante para muchos,
es inspiración para el poeta atento.
En su vuelo inquieto y libre,
encuentra la esencia de lo bello.

Así, en este poema a las moscas,
celebramos su presencia en nuestras vidas.
Porque incluso en lo más pequeño,
flota la grandeza y la belleza escondida.

Que el vuelo de las moscas nos recuerde,
que la poesía está en cada detalle.
En cada zumbido y en cada aleteo,
en cada instante, la vida se hace palpable.

Así, brindemos por las moscas,
que con su presencia nos enseñan.
Que la belleza se encuentra en lo insignificante,
y la poesía en todas las cosas pequeñas.

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