No puedo creer que te hayas ido

La tristeza se apodera de mi ser, mi corazón se desgarra en mil pedazos y mi mente no logra asimilar lo que ha ocurrido. No puedo creer que te hayas ido, que te hayas alejado de mí para siempre. Es como un mal sueño del cual no puedo despertar, una pesadilla que se repite una y otra vez sin cesar.

Índice
  1. Recuerdos que me abruman
  2. El dolor de tu partida
  3. Un adiós que no puedo aceptar
  4. La esperanza de un reencuentro

Recuerdos que me abruman

Cada rincón de mi vida está lleno de recuerdos de ti, momentos compartidos que se convierten en dagas que atraviesan mi alma. No puedo evitar recordar tu risa, tu voz suave y tus abrazos cálidos. Cierro los ojos e intento aferrarme a los buenos momentos, pero la realidad se impone y me golpea con la cruda verdad de tu ausencia.

Recuerdo aquella tarde de verano, cuando caminábamos juntos por la playa. El sol brillaba intensamente y las olas chocaban suavemente en la orilla. Reíamos y disfrutábamos de la compañía del otro, sin imaginar que sería la última vez que estaríamos juntos. No puedo creer que te hayas ido, que ese día sea simplemente un recuerdo lejano.

El dolor de tu partida

El dolor de tu partida es inmenso, como un agujero negro que se traga toda la luz y la esperanza. Los días se vuelven grises y las noches se alargan sin fin. Intento llenar el vacío que has dejado con palabras, con versos que expresen lo que siento, pero las letras parecen desvanecerse antes de tocar el papel.

No puedo creer que te hayas ido, que ya no estés aquí para escuchar mis palabras y mis poemas. Tus ojos eran mi inspiración, tu sonrisa mi musa. Ahora solo me queda escribirte en mis versos, en la esperanza de que de alguna manera puedas sentir mi amor y mi dolor.

Un adiós que no puedo aceptar

No importa cuántas veces me repita a mí misma que te has ido, que no volveremos a estar juntos, mi corazón se niega a aceptar esta realidad. No puedo creer que te hayas ido, que nuestro futuro se haya desvanecido en un instante. Me aferré a la promesa de un amor eterno, pero la vida se encargó de arrebatármelo cruelmente.

Intento buscar consuelo en las palabras de otros poetas, en la música melancólica que llena mi habitación. Pero nada puede llenar el vacío que has dejado en mi vida. No puedo creer que te hayas ido, que el destino haya sido tan injusto con nosotros.

La esperanza de un reencuentro

Aunque no puedo creer que te hayas ido, guardo una pequeña esperanza en mi corazón. Sueño con un reencuentro en algún lugar más allá de este mundo, donde podamos abrazarnos nuevamente y decirnos todo lo que quedó sin decir. Mientras tanto, escribiré poemas de amor y tristeza, dejando que las letras se conviertan en mi refugio y en mi voz hacia ti.

No puedo creer que te hayas ido, pero sé que siempre vivirás en mis recuerdos, en cada verso que escriba y en cada latido de mi corazón. Te llevaré conmigo hasta el último suspiro, esperando el día en que nuestros caminos se crucen nuevamente.

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